17.11.09

¿Poder o Burocracia?

La razón de ser, el fundamento de los partidos políticos - al menos los radicionales - es tener entre sus filas al Presidente de la Nación; el poder real de una colectividad política no se mide en el número de congresistas, alcaldes, gobernadores o burocracia; este se mide es con la cabeza, con el primer Magistrado de la Nación, es decir, con tener entre sus filas al presidente del país (o primer ministro, según sea el caso), nada menos.
Esta afirmación se puede hacer cuando hablamos de cualquier otro país en el mundo que no sea Colombia, pues desgraciadamente, y en detrimento de nuestra ya de por si maltrecha democracia, la interpretación de poder que se hace en Colombia es diametralmente opuesta a la planteada al inicio de éste escrito. Es vergonzoso que un partido político de tanta tradición en nuestro país como es el Conservador, haya declinado su aspiración de poder en torno a un presidente (casi candidato), de extracción liberal, quien desde el inicio de su primer periodo, engolosinó a la colectividad azul con varios ministerios; además de llamar a los congresistas para iniciar sus “negociaciones” en torno a la manera como se iba a orientar el país durante los siguientes cuatro años, que fantásticamente se multiplicaron por dos y sabe Dios por cuantos periodos más, con la anuencia del mencionado partido.
Es vergonzoso para cualquier partido – que no sea el Conservador- tener un candidato a la presidencia, que sea capaz de defender las tesis del rival; peor aun, que sea capaz de decir que si el Señor Presidente es candidato, declina su aspiración para salir a respaldarlo… Esa nueva teoría política sólo se aplica y practica en Colombia.
Esa afirmación, aunque suene desagradable, sólo es la punta del iceberg de la desmesurada benevolencia del partido conservador para con un presidente, reitero, de extracción liberal; al cual nunca ha cuestionado por tener en su gabinete personajes de la talla de Fernando “Invercolsa” Londoño Hoyos, Fernando “Chambacú” Araujo, Fabio Valencia Cossio – el hermano de un personaje altamente cuestionado, puesto que al parecer, puso los despachos de la fiscalía al servicio del narcotráfico, sólo por mencionar tres casos; claro está, los tres son conservadores.
A manera de conclusión, mientras la mirada de los partidos políticos en Colombia no se vuelva hacia la silla de Bolívar, mientras los partidos políticos del país vendan sus tesis, sus planteamientos, su conciencia por puestos de toda laya, mientras se conformen con burocracia, resignando sus aspiraciones reales de poder; tendremos Uribe para rato.